La herida, de Fernando Franco, la sorpresa cinematográfica del año
Cartel de la película La herida
¿Por qué? Para entendernos un poquito mejor.
Lo que cuenta es una historia claustrofóbica, la de una mujer que sufre una enfermedad psíquica que le impide relacionarse con los demás de una manera normal. Tiene altibajos que la llevan de un extremo a otro, interpretaciones mentales de la realidad que solo ella comparte y una baja autoestima que la lleva incluso a causarse lesiones. Esas heridas que van quedando sobre su piel son un reflejo de su incapacidad de socializar con los otros. A su alrededor se va formando un vacío doloroso del que no puede salir porque no consigue controlar sus sentimientos, ni sus emociones, como si su adolescencia se hubiese alargado para siempre. Es una vida que convierte a quien la vive en una pistola siempre a punto de dispararse.
La herida es una película de derrotas, la de Ana, su protagonista, pero también la de su madre a la que la situación la supera y va quebrando poco a poco su vida sin remedio. Así ocurre en general con la mayoría de su entorno, todos se van sintiendo impotentes y no encuentran qué hacer para ayudar.
Sorprende el tratamiento aséptico y con una cierta distancia en el que se coloca la película con respecto a su protagonista. Quiere que sea el espectador el que perciba todo de primera mano, que mire lo mismo que mira ella y que la observe obsesivamente pues la protagonista no desaparece nunca de escena. La cámara la va siguiendo de un día para otro, en lo cotidiano y también en esos pocos minutos al día que resumen su forma de ver la vida que tiene enfrente. Su comportamiento de inicio resulta confuso, aleja al espectador que se topa con ella de golpe sin saben nada ni poder entenderla. Y luego la va siguiendo, a veces con curiosidad, pero a menudo con hastío, como si de una obligación se tratase. Para mantener esa sensación de seguimiento e intromisión, Fernando Franco, su director, construye la película a través de planos-secuencia.
Trailer promocional de la película La herida
Fernando Franco, su director, es un reputado montador y un buen profesor de cine en la ECAM. Ha montado películas como Blancanieves, No tengas miedo, Alacrán enamorado o Bon Appétit. También ha hecho varios cortos, algunos de ellos con bastantes galardones y muchos reconocimientos. De Fernando Franco todo el mundo de la profesión habla bien, con mucho cariño. Y sin embargo le costó levantar los 908.000€ de presupuesto que necesitaba. No hay dinero para cine en nuestro país. Pero nuestros cineastas no se rinden, se empeñan en hacer sus películas y lo consiguen a pesar de todo. Es el cine que nos queda, el de la constancia, el que regresa a los medios artesanales y se va haciendo cada vez más al margen de la industria. Es un cine épico, pero no por las historias que cuenta sino por el modo en que se construye.
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