miércoles, 2 de octubre de 2013

Contando el mundo que nos rodea y el propio

Repaso de la segunda sesión de la sección oficial de cortos del Festival de Cine de Madrid-PNR

Miércoles 2 de octubre de 2013. Festival de Cine de Madrid-PNR. Sala Berlanga. Madrid

Cartel del corto Ahora, no
Cartel del corto Ahora, no
El Festival de Cine de Madrid-PNR ya está a pleno rendimiento. La sala Berlanga es el epicentro que reúne a unos cuantos cinéfilos y amigos para ver un cine emergente. La entrada a las proyecciones de las secciones oficiales (largos, cortos y cortos de los socios de la Plataforma de Nuevos Realizadores) es gratuita, y así que todo el mundo pueda disfrutar de la programación del festival. Antes de acceder a la sala, hay un puesto del festival, con camisetas, los catálogos, algunos libros… Entre el merchandising se cuela una bonita iniciativa: la voluntad a cambio del fotograma de una película. Han llamado a la campaña «salvar un frame» y es una buena forma de ayudar en tiempos difíciles.

La programación del miércoles es tan dispar como siempre en esto de los cortos. Por un lado, los que pasan hoy, tratan de contar historias y por otro de añadirles imaginación, convertirlas en feas metáforas de una realidad mejorable si nos atreviéramos a poner algo de corazón. Digo feas porque la belleza se ha hecho superficial en este tiempo presente. Que nos asusta lo cotidiano, que nos deja exhaustos, es algo que se siente con el pase de cada corto de esta edición. Y nos evadimos como solución, o simplemente para poder seguir levantando la cabeza y luchando.

Fuga, de Juan Antonio Espigares, es un corto de animación, con alguna escena en la que participan personajes de carne y hueso, que elogia la música y nos confronta con la envidia, el odio y la maldad. La vida está cargada de estridencias. Sin palabras, solo con una pieza musical, Espigares nos va dejando su buen hacer como dibujante para contarnos los avatares de una malsana competencia. Pero al corto le falta mensaje o profundidad para justificar su metraje.

Cartel del corto Deus et machina
Cartel del corto Deus et machina
Koldo Almandoz nos propone con Deus et machina una metáfora del mundo, una visión de un hombre que es dios y lo es por su trabajo. Rayos, truenos, lluvias, sol, vida… va saliendo de sus manos de obrero y de las máquinas que manipula, con la costumbre de la tarea millones de veces repetida. Seguro que cuando llegue el día que esa persona deje su puesto de trabajo se acabará el mundo, pues ya no hay aprendices de dios, ni de nada. Almandoz nos deja bellas imágenes, sonidos y una concepción manufacturada del mundo en un corto en blanco y negro, con muy pocos diálogos y mucho espacio para pensar y hacer las cábalas oportunas. De esos en los que el autor sugiere y el espectador tiene que poner el otro 50%.

Ahora, no, de Elia Ballesteros y Kate Campbell, es uno de los mejores cortos de esta edición. Lo es por su temática y también por la forma de abordarla, con el ritmo de una historia vieja a desvelar, el mismo que se usa para desmadejar un ovillo. Con miradas y sobreentendidos se va dibujando la historia hasta que nos toca, hasta que deja de ser algo trivial para convertirse en el asunto más importante. Porque nunca es el memento de hablar de esos temas que se silencian, ese banco solitario de un paseo entre chopos es el lugar de las confidencias, al que se acude para saciar lo que nos come por dentro, lo que explica por qué somos tan diferentes. Ballesteros y Campbell se toman su tiempo para encontrar el camino de los sentimientos y despertar en el espectador la conciencia que todo buen trabajo explota.

Misterio, de Chema García Ibarra, es un trabajo de ficción que se mueve usando los códigos del género documental. Es duro vivir en esta sociedad que nos ha tocado, en estos tiempos de crisis, sacando adelante una familia con muchas horas de trabajo y aún así viendo que apenas les alcanza para vivir. Una mujer alienada por un curro cansino y monótono, que se desvive al llegar a casa por una familia que es como es y a la que no le queda más vida que sus propios pensamientos. Me gusta esa forma que tiene García Ibarra de explicar que cada uno escucha como quiere, que cualquier misterio no es más que nuestro esfuerzo por encontrar una solución a nuestros problemas. Una forma cruel de construir una historia de agotamiento.

Cartel del corto Efímera
Cartel del corto Efímera
Efímera, de Diego Modino, sabe a cine, más concretamente a ese que impulsaron Marc Caro y Jean-Pierre Jeunet en Delicatessen, o Javier Fesser en El milagro de P. Tinto. Un cine que nos dice que el mundo de fuera de las cuatro paredes de casa es algo decrépito, abocado al fracaso y horroroso. Y que es nuestra cabeza al interiorizarlo la que nos permite desmontarlo y ponernos a salvo. El mundo no existe por sí solo, sino por nuestra percepción mental, por lo que trasladamos de nosotros al exterior. Somos nosotros, nuestra inocencia, la que termina salvándonos a nosotros y a la especia. Modino prepara un corto de bella factura, detallista y para todos los públicos, donde la ternura de una niña nos dice que hay esperanza hasta en el lugar más hostil.

El paraguas de colores, de Edu Cardoso, nos narra las dudas de una mujer sobre si su marido le es infiel o no. Solventarlas es fácil, basta con seguirle una noche cualquiera. Elige una en la que llueve. Como ir tras los pasos de un hombre es anodino, una voz nos va narrando de una forma elaborada lo que fue el proceso mental de la mujer mientras iba de detrás de su marido. Hay una culpabilidad encerrada en el corto, las ganas de salvar y de condenar a la vez. Cardoso nos plantea una historia modesta a la que trata de imprimir una sorpresa que explique la decisión de rodar el corto.

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