La Fiesta del PCE recuerda a Juan Antonio Bardem a través del documental Calle Bardem y preguntándose lo que el cineasta hizo
Domingo 23 de septiembre de 2012. Fiesta del PCE. San Fernando de Henares. Madrid
Alberto Leal, Eddy Sánchez y Andrés Linares durante el homenaje a Juan Antonio Bardem. (Foto: Toni Gutiérrez)
Como se pudo ver en la proyección, Calle Bardem es un excelente trabajo de memoria sobre la figura de Juan Antonio Bardem y su cine. Lo hace hablando sin tapujos de su figura, de su estética cinematográfica, de sus influencias, de su compromiso político y visión del mundo, sin dejar al margen ni sus aciertos ni sus errores. Nos lo explica a través de imágenes recuperadas de sus películas que nos permiten echar un vistazo a aquella España franquista en la que el director desarrolló su cine y también con los testimonios de camaradas y amigos que hablan con absoluta franqueza de él ante la cámara, sin dejar de lado críticas. Entender a Bardem no es una tarea sencilla, pues no está exento de controversias.
Tras Calle Bardem comenzó el debate ¿Qué hiciste Bardem?, donde el director Andrés Linares comenzó recordando que poco antes de fallecer, Bardem le había regaló un libro publicado sobre él. Se lo dedicó con las palabras: «Compañeros de muchos sueños, colaboradores de hermosas y a veces frustrantes tareas, amigos siempre». A través de esa dedicatoria quiso Linares articular su intervención, explicando que en el cine se comparten sueños y frustraciones.
Eddy Sánchez y Andrés Linares durante el homenaje a Juan Antonio Bardem. (Foto: Toni Gutiérrez)
El segundo fracaso del que habla fue la UNINCI, productora que sentó unas bases de una cinematografía más sólida y conectada con la realidad. Aunque siempre se ha asociado a la UNINCI con el PCE, su origen es de capital privado y su primera intención la de realizar una película para la tonadillera y actriz Lolita Sevilla. Berlanga y Bardem dan la vuelta a ese planteamiento y construyen Bienvenido Mister Marshall. A partir de este éxito, la productora cobra un gran impulso, conociendo un gran desarrollo y agrupando a los elementos más progresistas que despuntan en nuestro cine y a los que va convirtiendo en compañeros de viaje. Con una película trataban de conseguir dinero para los siguientes proyectos, siendo estos cada vez más arriesgados. Dos fracasos son las causas del hundimiento de UNINCI: primero el de Sonatas que tuvo una mala acogida en el festival de Venezia donde la crítica marcó su declive y el segundo totalmente económico de Viridiana que no pudo estrenarse por culpa de la censura.
Bardem siempre se consideró un trabajador del cine y quería vivir de eso, así que, para su sustento, se vio obligado a dedicarse a hacer películas por encargo. Despliega entonces un cine técnicamente digno pero sin valor humano, lo que también le terminó frustrando, pues aquellas películas no estaban a la altura de sus sueños. En ese momento muere Franco y se abre un periodo en el que espera que, en las nuevas condiciones de libertad, se recupere y desarrolle un nuevo cine. No ocurrió, de aquella época lo que surgió aquí fue el cine de destape. Es otra frustración más que le lleva al exilio. Se va a Bulgaria y rueda La Advertencia, una película que narra la vida de Dimitrov pero que apenas tiene repercusión y que no se vio prácticamente en ningún sitio.
Andrés Linares habló del cine que él mismo realizó en los setenta con otros directores, en el que se recogían sucesos trágicos, huelgas, manifestaciones, luchas en las fábricas. Comentó que Bardem no entendía aquel cine, pero sin embargo les apoyó siempre y les brindó su ayuda. La figura de Bardem es de una importancia capital para nuestra cinematografía, y sin embargo la historia no le ha colocado en su lugar.
Alberto Leal y Eddy Sánchez durante el homenaje a Juan Antonio Bardem. (Foto: Toni Gutiérrez)
Es discutible que se pudiera hacer cine comunista en la época de Franco. Es cierto que Bardem realiza un cine crítico, pero no deja de ser posibilista, es el cine que se podía hacer. El concepto cinematográfico de Bardem no se alejaba del que tenían en Hollywood, ese cine liberal de izquierdas que estaban haciendo los grandes estudios y que incluía siempre a una estrella del momento. Su opinión era que el trabajo del director consiste en elaborar la película para trasladar claves al espectador, pero éstas deben ser fácilmente desentrañables por el público mayoritario. Su trabajo es una especie de reduccionismo. Hay que ser críticos con nuestra sociedad, pero el director hace una construcción ya que su obligación es la de ordenar la realidad. Ese concepto le aleja del cine naturalista, lo que le lleva a no elegir una forma realista para sus rodajes. Son las suyas películas de un ingeniero agrónomo, medidas y ajustadas, que a veces se comportan como jaulas. El suyo es un cine de conflicto entre arquetipos. La acción solo nace de esos conflictos. Este concepto no está de moda en el cine de hoy.
El referente de Bardem fue siempre la tradición nacional y popular, concretando un contexto y un lugar. El cine globalizado de ahora borra todo referente local. Crítico con la situación del cine en España apostó por valores éticos, narrativos y estéticos que hoy no se valoran. Sin embargo, las preguntas que Bardem se hacía en sus películas siguen vigentes. Alberto Leal reivindica el cine que hizo en Cómicos, Nunca pasa nada o Felices pascuas. Un cine más sutil, en el que intentó superar los límites que él mismo se había impuesto. En este país se ha decretado una amnesia colectiva en la que se considera un problema dar testimonio de unos factores que existieron y que no interesa contar. Bardem es una víctima y desgraciadamente tenemos que empujar para que se vuelva a dialogar con su obra.
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