«Los Tigres del Norte» en concierto, es lo mismo que decir fiesta y compromiso.
Jueves 10 de septiembre de 2009. En Joy Eslava. Madrid
Los hermanos Hernán, Jorge y Eduardo Hernández en la Joy Eslava. Madrid. 10.09.2009
Nunca les había visto en directo, así que me encontré con muchas sorpresas. La primera de todas es que el público les entregaba constantemente papelitos, se los meten en los bolsillos, entre los dedos mientras tocan... Eran peticiones y dedicatorias. Y sí, las siguen al pie de la letra, después de la media hora comienzan a leer las peticiones y tocar los temas que la gente pide. Había una dedicatoria muy especial «para la clase obrera madrileña», y es que no hay que olvidar que este grupo, además de hacer buenas canciones, mantiene un compromiso solidario con la izquierda progresista y social de américa latina. Su repertorio está lleno de canciones con contenido humano, que nos cuentan historias de la inmigración, de identidad indígena y americana sentida con orgullo, del México cotidiano y del profundo, donde el narcotráfico estira sus manos. También hay sitio para el amor. Todo esto se vio sobre el escenario.
La variedad de las letras también se extiende a los estilos, que van desde los corridos, a las rancheras, a la balada romántica y hasta el vallenato que muchas parejas aprovecharon para bailar. La banda está compuesta por los hermanos Hernández: Jorge (director y acordeón), Hernán (bajo eléctrico), Eduardo (acordeón, saxofón, bajo-sexto) y Luis (bajo-sexto), además de su primo Óscar Lara (batería). Los cuatro hermanos se lucen y todos tienen alguna canción que cantan en solitario. Sus voces son muy diferentes, lo que resulta una gran sorpresa en directo.
Hubo espacio para sus narcorridos más duros como «Pacas de a kilo», «Avión de la muerte», «Contrabando y traición» «La banda del carro rojo» que desde aquí suenan diferentes, con un halo de lejanía que cuando se cantan en México, imagino, resulta valentía por lo comprometido de las letras. No sé de dónde sacan tanta fuerza, pero es admirable también desde España.
La fiesta continúo con la misma fuerza: «La puerta negra», «La Reina del Sur», «Golpes en el corazón», «La tumba falsa», «El tahúr», «El muro», «El niño y la iglesia»... Un momento especial resultó la balada «Nos estorbó la ropa» en el que los solidarios técnicos apagaron las luces o la rítmica «Qué rica está la manzana» que forma un género totalmente aparte.
Aplaudida y emotiva «Somos más americanos» en la que se reivindican sus raíces y orígenes indígenas que les permite decir que los mexicanos son «son más americanos que todítos los gringos».
Era la primera vez que entraba en la mítica Joy Eslava, aquella que de pequeño veía en la pantalla del televisor todos los sábados por la tarde. Se conserva bien, mantiene ese aire caduco de entonces.
A modo de pequeño anecdotario: Es curioso como surgio el nombre del grupo. Ellos comenzaron a actuar en Mexicali, uno de los pasos fronterizos con EE.UU. y un día tuvieron la oportunidad de tocar en el desfile del día de la Independencia de San José (California). Cuando cruzaron la frontera, en la oficina de inmigración, el oficial les preguntó por el nombre de la banda, pero aún no se lo habían puesto, así que le pidieron al funcionario que él mismo eligiera uno. Eligió «Little Tigers» (tigrecitos). Pero no le debió gustar demasiado y a la hora de escribirlo quitó el diminutivo y añadió lo del norte como lugar al que iban. Y así, con lo escrito en aquella hoja se produjo el bautizo «The Tigers of the North». Llevan 41 años de trayectoria, desde aquel 1968 en San José, así que son un grupo con muchas historias y anécdotas, como por ejemplo que han ofrecido un concierto en un avión para celebrar la inauguración de una línea aérea...
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