viernes, 16 de marzo de 2007

Llach, la revolta permanent

Cartel del documental«Llach, la revolta permanent» es un documental sobre la lucha permanente contra la injustica y a favor de la libertad. Todo un grito para que el olvido no permita la tranquilidad de los culpables.

El origen del documental tiene que ver con lo que sucedió en Vitoria el 3 de marzo de 1976. En ese día la policía causó cinco muertos y centenares de heridos de bala al asaltar una asamblea de trabajadores que se estaba celebrando dentro de una iglesia. Aquella misma noche, Lluís LLach compuso, como homenaje, la canción «Campanades a morts». El tema de estos asesinatos me ha interesado siempre, baste de ejemplo la entrada de este blog en el día en que se conmemoraron los veintinueve años.

El documental, dirigido por Lluis Danés, se divide en dos partes: por un lado escuchamos los comentarios de las familias de las víctimas, escuchas de las radios de la policía de aquel día y las palabras de algunos políticos de la época (Rodolfo Martín Villa y Manuel Fraga) con lo que se nos va dibujando todo el escenario social, político y humano del momento; por otro vamos escuchando a Llach -en grabaciones televisivas, en su casa, en su coche, cantando...- que nos va pintando la época y la lucha de los artistas en favor de la libertad. Las dos partes se complementan y son totalmente necesarias, tanto que se terminan uniendo en una sola: Llach en Vitoria, treinta años después de la masacre, sobre el escenario, interpretando «Campanades a morts». Se juntan la emocion, el coraje y la rabia.



Esta es una película imprescindible para todos los españoles. No podemos pasar página porque aún tenemos la obligación de pedir explicaciones y de señalar con el dedo a quienes desde el poder del estado e impunemente orquestan y dirigen este tipo de asesinatos. No podemos quedarnos callados cuando escuchamos a estos políticos de origen franquista hablar cínicamente sobre este acontecimiento y otros similares; esos mismos políticos que en democracia seguían usuando los mismos viejos métodos que conocían de antes, que realizaron una transición para que siguiesen gobernando las mismas familias y que siguen cómodamente sentados en sus inmunes poltronas con una risa cínica entre sus dientes.

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