«El triunfo» se presentó en el festival de Málaga del 2006 y se estrenó comercialmente el 28 de abril. No duró mucho en las salas, ya sabemos que el cine español lo tiene difícil, así que me tuve que quedar con las ganas de verla en pantalla grande en su momento. Gracias a lo poco visible que se pone la televisión en tiempos vacacionales, y a que el videoclub de mi barrio es de lo más variado que se puede encontrar, he podido verla recientemente. Es una película bien contada de una directora –Mireia Ros- con oficio en la que no sobra una sola escena. Tramada de principio a fin y avanzando con el ritmo preciso para no desvelar todas las cartas hasta el último momento; sin perder un gramo de interés por el camino. Cuenta historias muy duras vividas con toda la crudeza de lo cotidiano, caminando sobre el filo de una navaja, rondando la muerte que está a la vuelta de cualquier esquina de las estrechas calles de nuestro barrio. Nos narra una lucha conocida, la de los suburbios, donde sobrevivir sin ilusiones es imposible, pero tenerlas es más difícil aún. Ilusiones que se quiebran constantemente porque los principios que gobiernan el arrabal son soberanos y no pueden permitirse el lujo de presentar debilidades que se deben pagar con la vida. Y hasta aquí puedo leer, pues las películas se cuentan con sus imágenes, sus diálogos y sus silencios.
lunes, 8 de enero de 2007
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