Viñeta: LaRataGris
Mariano es un hombre muy conservador al que no le gustan los cambios, salvo los que supongan un retroceso a un pasado glorioso con el que aún debe soñar. No lo digo porque me lo haya contado, pero lo intuyo por su forma de comportarse. Es una persona fría, que no tiene nada que decir y al que no le gusta hacer, le basta con dejar pasar el tiempo. Aplica concienzudamente una filosofía de si no lo miras no está ahí, que a primera vista parece estúpida, pero que a él le funciona de maravilla. Sus enemigos políticos han ido cayendo uno detrás de otro, le bastó con sentarse a esperar. Terminó ganando unas elecciones y gobernando un país por el mismo proceder de aguantar más que el resto, convencido con que le bastaba quedarse esperando a que los demás se desgastaran.
De sus ideas poco se puede decir. Ninguna de las medidas que aplican los ministros de su gobierno parece dirigida por él, ni siquiera que las indicase o las empujase. Pocas veces da la cara y cuando lo hace suele leer de corrido y mal. Si no lee y tiene que hablar en directo sin papeles, hace muecas, y sus guiños delatan sus mentiras. Solo se siente cómodo hablando de cuestiones de Perogrullo y apoyándose en falsas muletillas como «todos los españoles saben…». No es una persona profunda y sin embargo parece imposible saber lo que piensa o si al menos lo hace.
¿Qué tiene que ver todo esto con el cambio el climático? Muy sencillo, no solo está variando nuestra climatología y nuestro entorno ecológico. Las personas también hemos mutado de naturaleza, solo así me explico que un ser como Mariano Rajoy pueda haber llegado a ser el presidente de un país. No sé cómo se lo explicaría a Gurb. Quizá me encogería de brazos y con cierto titubeo diría que ha tenido que ser porque nos ha dejado de importar todo, lo fundamental y lo más vano también. Nos da igual porque nos hemos convertido en seres indolentes, sin empatía y carentes ya de la menor posibilidad de rebelión.
Tengo una buena noticia. Decía que Rajoy gana porque espera, sin hacer nada más. Pero no es invencible, hay un caso en el que tiempo irá contra él, esa norma de Aznar de no gobernar más de ocho años. Rajoy tiene fecha de caducidad y se irá.
La única pena es que quizá tengamos que aguantarle otra legislatura más.
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